Este estudio sintetiza las opiniones recolectadas a través de 18 grupos focales en todas las regiones, en los cuales participaron 145 dirigentes sociales, hombres y mujeres, que ejercen tareas de liderazgo en sus comunidades rurales, pobres y con altos índices de exclusión social, alejadas justamente de los centros de poder político, económico y social; y otras, en zonas urbanas. Contraste que genera un diálogo entre sus similitudes y sus diferencias y que permite profundizar en aspectos importantes de la convivencia nacional en un contexto de crisis de confianza actual. Dentro de los principales hallazgos, se destaca la percepción de los dirigentes en torno al poder como algo negativo, vinculado al dinero, la política y las autoridades, elementos que provienen de la experiencia de la desigualdad y de que se sitúan a sí mismos en una posición de inferioridad. Entre otras cosas se describe el poder de la elite económica y política, no solo como un poder abusivo e inmoral, sino que demás, impune.