La pobreza al centro de las urgencias

17 de octubre, Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. La pobreza al centro de las urgencias

Hoy se conmemora el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Se trata de una fecha en la que no se festeja nada, pero nos recuerda algo que a veces olvidamos: la pobreza.  Una experiencia que viven miles de personas y territorios, que suele no estar en el radar de quienes están llamados a actuar para superarla. ¿Cómo estamos por Chile?

Hace pocas semanas experimentamos como país un proceso desafiante e inédito en nuestra historia. El resultado del llamado “plebiscito de salida” sorprendió en muchos aspectos e inició un camino aún incierto. 

Con todo, se trata de un análisis que debemos prestarle atención como sociedad, sobre todo cuando vemos que se ha ido perdiendo la centralidad del discurso de la superación de la pobreza. Esta situación es aún más grave si se considera el contexto que nos ha acompañado desde hace años:  falta de cohesión social, aumento de las desconfianzas, el agotamiento frente a un debate público sin escucha, las profundas fracturas sociales y, por cierto, la incapacidad de distintos sectores para aportar soluciones sostenibles.

Quienes trabajamos con el firme propósito de aportar en la superación de la pobreza y la exclusión social, creemos que el único camino posible debe estar fundado en la convicción de una colaboración activa entre los distintos sectores y la necesidad de avanzar en derechos sociales que garanticen a la ciudadanía un piso común de desarrollo y bienestar. Lo anterior exige una nueva generación de políticas sociales que, junto con convocar a la ciudadanía a una nueva forma de relacionamiento, den cuenta de las maneras a través de las cuales se expresa la pobreza en nuestro territorio. Se trata de un desafío enorme que solo dimensionaremos en la medida que nos demos cuenta de que estamos ante un fenómeno histórico, social, político, cultural y económico que es necesario atender de manera urgente.

A ello se agrega que el escenario es complejo. Enfrentamos una crisis económica mundial a la que estamos expuestos y a un ajuste macroeconómico local, que probablemente se traduzcan en un aumento significativo de la pobreza. Hoy más familias enfrentan las consecuencias del alza del costo de vida, en un marco de disminución de sus ingresos reales. No solo no alcanzan a satisfacer sus necesidades básicas, incluidas las alimentarias, sino que también ven el rezago escolar que está afectando a niños, niñas y adolescentes, o en muchos casos, se han visto obligados a vivir en campamentos, experimentando de esta forma sentimientos de malestar y exclusión muy difíciles de revertir.  El listado de consecuencias de la pobreza es extenso y complejo.

Asimismo, organismos internacionales como el PNUD señalan que estamos en una crisis de incertidumbre nunca vista en la historia. El Índice de Desarrollo Humano ha retrocedido durante dos años seguidos y las personas experimentan sensación de inseguridad y desconfianza mutua. La brecha entre ricos y pobres crece también a nivel mundial, y los problemas que se pensaban dejados atrás por nuestro país, como la inseguridad alimentaria, están retornando al seno familiar, con dolorosa rapidez.

Estamos conscientes como sociedad civil de que muchos de nuestros compatriotas han salido de la pobreza en las últimas décadas. Sin embargo, también sabemos que no han pasado a formar parte de clases medias seguras, sino más bien de grandes grupos de personas en vulnerabilidad de caer nuevamente en pobreza. Ello ha generado fuertes grados de inseguridad, desafección y desconfianza. Una de las demandas más escuchadas es justamente la de contar con seguridades mínimas para poder desarrollar la vida de manera autónoma.

Las organizaciones de la sociedad civil estamos conscientes de este avance de la pobreza y no hemos bajado los brazos: hemos adoptado estrategias y nos hemos articulado para levantar proyectos en conjunto. Hoy más que nunca reivindicamos la importancia de hacer los mayores esfuerzos para seguir llegando a donde más se necesita. 

Como se señala en el Mapa de las Organizaciones de la Sociedad Civil de la UC, en 2020 había más de 200 mil instituciones activas, es decir, trabajando, por alguna causa de interés o bien común. Al interior de estas instituciones surgen propuestas de políticas sociales, proyectos innovadores, soluciones de emergencia y acompañamiento a las comunidades. En efecto, la sociedad civil es un actor clave que colabora con el Estado para la superación de la pobreza y lo hace a través de procesos inclusivos, participativos y creando cohesión social, tan relevante para la democracia y el desarrollo del país. En tiempos cruciales, luchar por una causa, mantener el sentido de urgencia y tener un conocimiento territorial se transforma en algo imprescindible.

En un contexto de desconfianza ciudadana a las instituciones, públicas y privadas, las organizaciones de la sociedad civil resguardan todavía esa posibilidad de crear un puente de confianza entre las personas, familias o comunidades y las oportunidades. Por lo mismo, ello constituye una responsabilidad conjunta. 

Desde la sociedad civil fuimos corresponsables de la actualización de la medición de pobreza por ingresos y la introducción de la medición de pobreza multidimensional que ha aportado a mejorar las políticas sociales. Esa misma medición nos ha permitido profundizar en las disímiles condiciones de territorios que presentan mediciones de ingresos y multidimensional muy dispares.

Hoy, en que se conmemora el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza nuestro llamado es diferente. 

Debemos seguir mejorando y actualizando los instrumentos de medición de pobreza y avanzando decididamente hacia un modelo de desarrollo que asegure umbrales de bienestar para todas y todos, acordes al nivel de desarrollo de nuestro país, y que resguarde y active los recursos propios de las personas que viven en pobreza y que deben ser parte activa de la solución. Reivindicamos la necesidad de escuchar y abrir los espacios de participación para quienes están experimentando las peores manifestaciones de la pobreza, a la infancia, a las mujeres, a los adultos mayores, a las comunidades locales. 

Más que nunca debemos trabajar en conjunto con el Estado y el sector privado para abordar con más fuerza este presente y futuro incierto y doloroso en el que la pobreza aumenta. Es imperioso estar a la altura de estas circunstancias en donde el aumento de la pobreza debiese ser un eje central. Instituciones como las nuestras están al servicio de este propósito, con la convicción de avanzar en la superación de la pobreza con equidad e integración social.

Firman:

Corporación JUNTOS e.V.

ONG Good Neighbors Chile

Corporación Jesús Niño

Africa Dream

Fundación Superación Pobreza

Fundación Ronda

Fundacion Portas

Fundación Educación 2020

Fundación Misión Batuco

Fundación Abrázame

Fundación Huella Local

Fundación Trabajo para un Hermano

Fundacion  Kodea

Fundación Cerro Navia Joven

Fundación Ganémosle a la Calle

Construyendo Mis Sueños

Fundación Amalegría

Fundación Cerro Navia

Fundación Adumay

FUNDACION VILLA PADRE ALBERTO HURTADO

Fundaciòn Unes Chile

Fundación Debra Chile

Fundación Abrazarte

Fundacion Amigos de Jesus

Fundación Huella Gestión Social

Fundación Soymás

Corporación CreArte

Corpaliv

Urbanismo Social

United Way Chile

Asociación de Damas Salesianas

World Vision Internacional Chile

Fundacion Infancia Primero

Fundación Para la Confianza

ONG DE DSARROLLO HOGAR CASA SANTA CATALINA

Fundacion ITACA

Fudacion Down UP

FUNDACIÓN EMMANUEL

Fundación Trabajo Para un Hermano Concepción

Fondacio Chile

COMUNIDADMUJER

Fundación Beata Laura Vicuña

Fundación Nuestra Casa